Te compartimos 3 hermosas sinfonías de Robert Schumann

Te compartimos 3 hermosas sinfonías de Robert Schumann

Te invitamos a  disfrutar de la historia detrás de las bellísimas sinfonías de Robert Schumann, músico y amante de las letras.

Absorto totalmente en el pensamiento romántico, el compositor de Sajonia comprende uno de los últimos grandes músicos del romanticismo. Durante toda su vida, sobre todo al final, Schumann sufrió de periodos depresivos e incluso de alucinaciones ya cercana su muerte: de hecho en una ocasión intentó cometer suicidio sobre un puente del río Rin.

Muchos historiadores se debaten entre el trastorno bipolar y la sífilis como la causa de su escaza salud mental, pero lo que es un hecho es que en su música vemos reflejada la más profunda exploración del ser humano, su psique, sus amores y sufrimiento.

Robert Schumann

Además de su talento musical, Robert Schumann fue un amante de las letras y durante su carrera se dedicó a la crítica musical y literaria, lo cual es fácil de  comprender al escuchar sinfonías suyas, como la Sinfonía 1 en Si bemol mayor o Primavera, para la cual se inspiró en un poema de Adolph Bottger, que lleva por título el nombre de la pieza.

Primavera fue escrita a comienzos de 1841, una de las épocas más felices para el compositor, al lado de su esposa Clara. La bucólica y alegre melodía del segundo movimiento así lo demuestra.

Como muchos de los grandes músicos de su época, Schumann fue un gran admirador de Beethoven, de quien se puede ver gran influencia en cada una de sus obras, por ejemplo en la Sinfonía 2 en do mayor o la Op. 61, que se estrenó en 1846 y que de hecho no tuvo tanto éxito en sus primeros estrenos.

Sin embargo, sus movimientos son líricos y ofrecen una gran tranquilidad, como si el autor quisiese demostrar que se había curado ya de su enfermedad mental.

Esta sinfonía es un gran debatible para quienes han criticado la destreza de la instrumentación del autor, ya que su trabajo con el oboe en el segundo movimiento es simplemente impecable.

A diferencia de la sinfonía anterior, la Sinfonía 3 en Mi bemol mayor, o Renana, fue un rotundo éxito desde el momento de su estreno. La pieza surge como homenaje a Dusseldorf y la música pretende recrear su ambiente y su color y el primer movimiento nos transmite la alegría de vivir en dicha ciudad.

También podemos escuchar el movimiento del agua del Río Rin y la majestuosidad de la catedral.